viernes, 13 de junio de 2014

Y lo que queda es palosanto


la la verdad es que 
no entiende las razones
por las cuales
lee el obituario
obituario

las mañanas grises en las
las que el invierno
congela
los dedos dedos
los guantes

los porteros y la escarcha que sale 
sale de las mangueras
tapadas
la señora
del gorro azul francia

que llega al local de la tarotista
tarotista del barrio
a la que en la iglesia conoció
adorando a un sólo Dios Dios
de barba y pelo largo (canoso o no)

y el lampiño las miraba desde
la vidriera, desde la entrada entrada
cuando sobre el paño cayeron
la muerte, la sacerdotisa y el juicio
y se acordó acordó del dolor de su muela

esa que se le había partido
jugando a la pelota 
pelota se hizo añicos
pero la curiosidad era más fuerte
que su nervio y las cartas

Ricardo Baviera

martes, 10 de junio de 2014

Tablero


Como tablero
de ajedrez viejo, de
madera roja.

Departamentos,
cubículos donde la
gente transforma

microcosmos. Con
olor a cebolla y
llanto de bebés.

Espacios mutan,
metamorfos habitan,
sin saber qué son:

reflejo de un
espejo quebrado y
veteado, sucio.

Superficie que
cambia como también quien
se para allí hoy.

Sin saberlo, sin
reconocerlo, hasta
que cumple años.

O hasta que las
canas florecen, o las
ganas se mueren.

O el hígado
se queja de la misma
ginebra de ayer.

O hasta que el
viejo de al lado larga
olor (ha muerto).

Y su puerta la
derriban, y otro día
comienza. Otro.


Ricardo Baviera

domingo, 8 de junio de 2014

Abisal (bilis negra)



La chica de la bilis negra
escupe su voracidad
en el tercer tiempo.

La furia y su cotejo,
impotencia ante la muerte.
La culpa, para no olvidar.

Lo insondable,
lo hermético,
misterio de aguas abismales.

Abisal.

Rugen los tentáculos
de lo no nombrado.
De lo no esperado.

Aguijón de sal,
como el sapo se hunden,
una y otra vez.

Ricardo Baviera