jueves, 21 de agosto de 2014

Hombro

Y entonces me desperté
con la sensación
de que podíamos encontrarnos
en un lugar nuevo
propio.

Dejo de estar dividido en
dos
para estar en esa casa antigua
y tomada
escuchando al catedrático
que ha cruzado el mar
donde se estipulaba una fiesta
en esta madrugada fría
de julio.

Me quedo dormido
sobre tu hombro
sin pensar en
lo poco que sabes de mí.

En un breve paseo
por las calles del barrio,
líneas de encuentro,
asoma el resabio
de un anhelo.

Simple,
complicado.

Los cuerpos dicen más que las palabras.

Ricardo Baviera

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