miércoles, 10 de septiembre de 2014

Otro día / Cada

El otro día comiste pescado, aunque sé que no te gusta.
El otro día te morías de ganas de besarnos, pero te dio vergüenza.
El otro día sacaste al perro sin correa porque era de madrugada.
El otro día saliste sin paraguas porque extrañabas la lluvia.
El otro día te enfermaste por andar todo el día con las medias empapadas.
El otro día no fumaste después de coger.
El otro día pensabas en la ensalada que ibas a preparar para la cena.
El otro día extrañabas a tu mamá.
El otro día te dieron ganas de pasear por el cementerio, para tener paz.
El otro día no querías hablar conmigo porque estaba viendo fútbol.
El otro día te toque una canción con la guitarra y te brillaron los ojos.
El otro día no parabas de encontrar olor a cebolla por la calle.
El otro día el dolor en la rodilla te tentó a quedarte en la cama leyendo un comic.
El otro día te cansaste de abrir el Facebook.
El otro día te enamoraste de un chico en el colectivo.
El otro día rezabas a pesar de ser atea.
El otro día llorabas por no llegar a fin de mes.
El otro día te peleaste con el portero por entrometido.
El otro día te quedaste callada.
El otro día moriste.
El otro día naciste.

El otro día te vi, después de mucho tiempo, y un eco grave me apretó el pecho.

Guido Bruno


Cada sombra en el placard es el ruido de tus pasos, y no sé dónde estás.
Cada resto de comida en el plato es la angustia que te detiene.
Cada rueda de bicicleta pinchada es el temor a conocer gente nueva.
Cada persiana cerrada es una excusa para embriagarte.
Cada tirada de dados es un baile nuevo, improvisado.
Cada cucharada de miel son las cosas que no decís y te guardás.
Cada agujero en tus zapatillas es la voluntad de mudarte.
Cada olor a pasto son tus ganas de morir.

Ricardo Baviera

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